Descripción
El castillo de Guimarães comenzó por ser un monasterio enviado a construir en el siglo X, toma la forma de castillo en el siglo XII durante el reinado del Conde Don Henrique, padre de Don Afonso Henriques. Se cree que fue en este castillo que Doña Teresa de Portucale dio a luz al que se convertiría en el primer Rey de Portugal.
Don Afonso Henriques, después de la famosa batalla de San Mamede en 1128, eligió esta antigua ciudad romana para ser la capital del Reino. Por esto, se ganó el nombre de “Cuna de la Nación”.
Catalogada como Patrimonio Mundial de la Unesco en 2001, es lindo visitar su barrio medieval preservado. Tendremos la oportunidad de apreciar esta encantadora ciudad histórica, laberinto de callejuelas sinuosas decoradas por casas antiguas que conducen a la bella plaza principal, el Largo da Oliveira y el antiguo Palacio Ducal.
Almuerzo libre en típico restaurante en Guimarães.
Continuamos el viaje hacia Braga o la “Ciudad de los Arzobispados”, en donde se reflejan las innumerables iglesias y monumentos, entre los cuales se destacan la imponente Catedral y la Iglesia de Santa Cruz, que data del siglo XVII.
En una colina al Sureste, se erige el Santuario de Buen Jesús del Monte, un importante punto de peregrinación, con su famosa escalinata barroca, que serpentea hasta la iglesia y un elevador que funciona a través del contrapeso del agua, esta particularidad lo hace único.
Por detrás, se encuentra el Monte de Sameiro, donde la majestuosa estatua de Nuestra Señora, vigila atenta a la Ciudad.
Ya en el centro histórico se encuentra la catedral más antigua de Portugal, cuya construcción tuvo inicio en 1070 y fue influenciada por diversos estilos arquitectónicos, como el gótico, renacimiento y barroco. Las tumbas de Don Henrique y Doña Teresa, padres del primero Rey de Portugal, se encuentran en la Capilla de los Reyes.
Y así, con el corazón lleno de historia, regresamos a Lisboa con drop-off en el hotel.